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ALCOHOLISMO
El alcoholismo es una enfermedad que en años recientes fue abordada
con mayor seriedad por parte del ámbito científico, pues en los
primeros años del siglo XX, era considerado un vicio como cualquier
otro, remediable por propia voluntad del alcohólico. El tiempo y la
evolución social hicieron posible que ese vicio terminara enfermando
a grandes porciones de la sociedad que vió más un negocio que otra
cosa.
En el año 1957, la Organización Mundial de la Salud, definió al
alcoholismo como una enfermedad, una patología que debe tratarse
clínicamente y con asistencia médica, además de dar la bienvenida a
todo grupo que alerte sobre el consumo exagerado de alcohol y ayude
al tratamiento del enfermo.
Esta enfermedad comienza por un detonante psico-socio-afectivo que
afecta a la persona en determinado momento de su vida. Tal vez una
desilución amorosa, un fracaso laboral, una incapacidad sexual,
culpas que no puede elaborar, etc. Son innumerables las causas a
nivel subjetivo, pero siempre debemos tener en cuenta que una
persona que se acerca al alcohol y no puede dejar de beber, tiene ya
una tendencia física a las adicciones, es decir que su organismo
responde a los estímulos del alcohol positivamente.
El alcóholico no mide las consecuencias que le acarrea el consumo de
bebidas, piensa, como todo adicto que puede controlarlo en cualquier
momento, por lo que no le preocupa el tomar. Cree que podrá dejar la
bebida cuando quiera. Pero esto no es así, en el fondo lo único que
se está produciendo es una adicción obsesiva a nivel psicológico
comprometiendo al físico a que responda a la falta de alcohol de
múltiples formas compulsivas para la satisfacción orgánica del deseo
de beber cualquier bebida que contenga alcohol. Cuando quiere
acordarse ya es un adicto compulsivo, un alcohólico, con las
consecuencias lógicas de su adicción, pérdida de autoestima, baja su
capacidad intelectual, pierde la memoria, puede volverse violento
por momentos sin causa aparente, vive su vida de modo
insatisfactorio todo el tiempo, sus seres queridos se muestran cada
vez más reticentes al acercarse, y un largo etcétera que bien sabe
el hombre o la mujer que toma bebidas alcohólicas de manera
desmezurada.
Si bien no es tan contundente y caro como otras drogas, el alcohol
alcanza a circunscribirse dentro de las drogas blandas y baratas.
Todo el mundo puede comprarse una botellita de lo que sea en
cualquier momento. En esto no hay restricción más que en algunos
países, de venderle a los menores de edad. Pero aún así se vuelve
paradójica la prohibición que a más restricción, más consumo. Sobre
todo las personas adolescentes caen en las trampas del alcoholismo
"por lo que está de moda". Es común ver en ciertos programas de
televisión dirigido a los adolescentes, publicidad de whiskys,
ginebra, licores, cervezas, vinos, champagne, cocteles, etc. Y si
bien no se les dice "¡tomen!" está bien entendido que el cartelito
puesto discretamente con colores llamativos al fondo de una
publicidad o programa de tv tiene un mensaje subliminal para la
aceptación de la propuesta. A veces son deportistas, cantantes,
actores, o cualquier personaje que despierte admiración los
transmisores de la adicción al alcohol. Les guste o no les guste,
pero están haciéndolo. Se excusarán de mil formas, pero de lo único
que no podrán excusarse es que detrás de todo está la ambición
materialista que los lleva a transmitir un mensaje que en lugar de
crear lo único que hace es destruir lo que tanto tiempo pudo haberle
llevado a una familia construir.
El consumo de alcohol es controlable cuando la estabilidad psíquica
y emocional de una persona es óptima, cuando su situación en la vida
no se ve disminuida por factores externos que intentan dejarlos
vacíos de esperanzas, cuando no se ven amenazados por un sistema que
los utiliza tan solo como agentes de consumo, como hongos de
levadura para hacer crecer la masa que no es otra que los intereses
particulares de quienes hacen su negocio.
Alguien que ha crecido mirando televisión, alimentándose de
"chatarra", viviendo de ilusiones prestadas, es una presa fácil para
el reciclaje consumista, pues es producto de lo que la vida en la
sociedad actual ha hecho. Si no sirve para nada, por lo menos que se
gaste lo que tiene en comprar alcohol, así por lo menos servirá para
mantener la fuente de trabajo de los demás: el camillero, el
vendedor de bebidas alcohólicas, la fábrica, al médico, al
psicólogo, al masajista, a los fabricantes de aspirinas, etc, y
finalmente al sepulturero. Toda una cadenita productiva. Nada se
pierde, todo se transforma. Esa es la frase que está grabada a fuego
en las mentes de todos. Pero justamente el mal entendimiento de esa
frase hace que se cometan errores que cuestan caros a la hora de
buscar la felicidad. Porque se olvidan que quien pronunció esa frase
y quien la pronuncia hoy en día es un "ser humano", se olvidan que
entre lo que se pierde y lo que se transforma va la vida de una
persona.
¿Qué es ALCOHOLICOS ANONIMOS?
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