Paco era gallego de nacimiento, y Juan era puertorriqueño, desde
chicos habían sido buenos amigos.
En un viaje de Paco a su tierra natal, sufrió un infarto y murió.
Juan se entera y decide ir al funeral de su amigo en Galicia.
Al llegar al lugar donde estaban velando el cuerpo sin vida, Juan
nota que al lado de la caja se encuentra un tarro enorme, lleno de
crema facial, y lo más curioso es que los dolientes, luego de darle
el pésame a la viuda, quien se encontraba sentada al lado del bote
de crema, introducían la mano dentro del mismo y luego procedían a
embarrar al difunto. Juan, por respeto, decide hacer lo mismo, pero
fue tanta su curiosidad que se acercó cuidadosamente a la viuda y en
voz baja le pregunta:
“¿Por qué los dolientes le están untando crema a Paco? ¿Fue por
alguna petición especial o es una tradición acá en Galicia?”
La viuda, dirigiéndole una mirada llena de consternación, le
contesta:
Jooodeeer...¿usted no sabía que Paco solicitó que lo cremaran...?