Sucedió en Lourdes, Francia, en una pequeña comunidad que a finales del
siglo pasado viviría una de las experiencias espirituales mas notables de la
historia. Fue un Jueves 11 de Febrero de 1858, cuando una joven de 14 años
de edad, de nombre Bernardette Soubirous junto a su hermana Marie y una
amiga fueron al rio. Su madre les había pedido que fueran a buscar leña para
alimentar el fuego del hogar.
Marie y la otra niña cruzaron el río mientras que Bernardette se quedó en la
orilla buscando leña, de pronto oyó un extraño ruido. Pensó que se trataba
de una tormenta que pronto llegaría al lugar. Pero prestando mejor atención,
se dio cuenta que el ruido provenía de una gruta cercana a la que llamaban
Masabielle. Se quedó mirando hacia ese lugar, pues le extrañó que a la
entrada de la gruta, las matas de rosales sin flores, se movieran
insistentemente como si el viento las agitara, pero lo extraño del caso es
que no había viento.
Clip de la
Película "Lourdes, un milagro en la tierra" (2001) de Lodovico Gasparini
En el momento en que trataba de ordenar sus pensamientos vio que del
interior de la gruta oscura emergía un resplandor, seguido de una nube de un
suave color dorado. En ese momento una Señora joven y bella salio de la
misma y se quedó parada a la entrada de la gruta y encima de las plantas de
rosas. Ella le sonrió a Bernadette y con una señal le pidió que avanzara
hasta Ella. En ese momento Bernardette olvido el miedo que le habia
provocado el ruido anterior y se arrodillo dándose cuenta que esa aparición
tenía un significado especial. Comenzó a rezar el rosario acompañada de las
palabras de la Señora que seguía allí sobre los rosales rezando solo el
Padre Nuestro y el Gloria. Silenciosamente la Señora entró nuevamente a la
gruta y desapareció.
Bernardette fue a su casa corriendo y contó lo sucedido, pero tomaron el
asunto con cautela, pensando que tal vez la niña se habia enfermado
nuevamente, pues su salud no era muy fuerte. Siguieron los días y continuó
yendo a la gruta Masabielle a su encuentro con la Señora que allí aparecía
para rezar junto a ella el rosario. Durante seis meses las visitas se
continuaron regularmente. Su familia y algunos vecinos enterados de estas
apariciones acompañaron a Bernardette al lugar para ver si podían ser
testigos de la aparición, pero en ninguna de las ocasiones pudieron ver
nada. Simplemente, algunos creyentes se arrodillaban a rezar, debido a la
fe, a la confianza, o a la búsqueda de Dios que en aquella época, en Francia
pasaban por momentos muy difíciles económicamente.
Fue en la novena aparición, el 25 de Febrero de 1858 que la Virgen Maria le
dijo a Bernardette que hiciera un hueco en la tierra, que allí había agua de
la que debía beber y lavar luego su cuerpo. Todos se quedaron extrañados de
lo que hacia Bernardette, pues no entendían para qué hacia un hoyo en la
tierra, ella les dijo que la Señora le dijo que allí había agua y que
debía beber de ella. Se quedaron mudos algunos, y sonriendo otros ante la
inocencia de la niña que no dejaba de hacer el hoyo, no creían que de allí
brotaría agua. Pero ante la mirada atónita de los presentes comenzó a brotar
un hilo de agua que mas tarde se convertiría en una fuente de agua curativa.
La Virgen le dijo a Bernardette que todo aquel que se acercara a beber ese
agua lograría el beneficio de la curación a sus enfermedades.
En otra de sus apariciones la Virgen le pidió a Bernardette que fuera hasta
el sacerdote de su localidad y le dijera que hiciera construir allí una
capilla para que acudieran allí a rezar y fuese un centro de reunión
espiritual.
El cura de Lourdes, P. Peyramale no le creyó ni una palabra de lo que le
contara Bernardette. La acusó de mentirosa y fabuladora, y aun con
incredulidad le pidió a la joven que preguntara quién era esa Señora, pues
hasta ese momento no habia dicho su identidad, además le dijo que si era
quien se suponía que debía ser, entonces que hiciera un milagro con las
matas de rosas que estaban sin flores y que las hiciera florecer frente a la
gruta.
En el día de la Anunciación, el 25 de Marzo, la Virgen María le dijo a
Bernardette, quien no conocía nada acerca de los misterios espirituales, que
ella era "La Inmaculada Concepción" en un lenguaje que el cura entendería
perfectamente "Que Soy Era Inmaculada Conceptiou" Esto era algo que
difícilmente podía saber Bernardette ya que el Papa había declarado hacía
unos cuatro años atrás la doctrina oficial sobre la Inmaculada Concepción.
Ella reveló su nombre, pero no hizo florecer el rosal en invierno. Ese rosal
ya no es el original de las apariciones, con el tiempo, los peregrinos
cortaron sus ramas, y hasta las raíces con tal de llevarse una reliquia de
aquel sagrado lugar
Cuatro años después de aquella primera aparición, fue declarada por la
iglesia como verdadera la aparición de la Virgen María en Masabielle. Desde
entonces, el agua de la fuente sigue fluyendo y ha curado a miles de
personas de males físicos y espirituales, hoy en día se encuentra en ese
lugar una capilla en honor a la Inmaculada Concepción y es centro de
peregrinaje de miles de creyentes.
Bernardette Soubirous, después de aquellos eventos volvió a su vida rural
decidiendo tiempo después entrar a un convento donde vivió y profesó su fe
hasta la edad de 35 años. Murió después de una dolorosa enfermedad. Su
cuerpo fue enterrado y muchos años mas tarde se lo sacó, admirablemente
comprobaron que se conservaba aun incorrupto a pesar que no fuera
embalsamado, fue puesto en una urna de cristal donde se conserva como un
milagro y una reliquia.
El 2 de Junio
de 1925 Bernardette Soubirous fue declarada Beata por el Papa Pio XI y se
descubrió un cuadro donde Bernardita era llevada por los ángeles hacia la
Virgen Inmaculada Concepción que la esperaba con los brazos abiertos.
El 8 de Diciembre de 1933 el Papa Pio XI pronuncia la oración que le otorga
a Bernardita la calidad de Santa:
"En honor de
la Santísima e indivisible Trinidad,
para la exaltación de la fe católica
y para el incremento de la religión cristiana,
con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo,
de los bienaventurados apóstoles
Pedro y Pablo y la Nuestra,
después de madura deliberación y
habiendo implorado la ayuda divina,
el parecer de nuestros venerables hermanos,
los cardenales de la Santa Iglesia Romana,
los Patriarcas, los Arzobispos y Obispos,
declaramos y definimos
Santa a la Beata María Bernarda Soubirous
y la inscribimos en el catálogo de los Santos,
estableciendo que su memoria
será piadosamente celebrada
todos los años en la Iglesia universal
el 16 de abril, día de su nacimiento para el cielo.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" .